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Uso de fuentes de energía con bajas emisiones de carbono aumentarán entre un 65% y 80% para el 2050

  • Además se proyecta que la demanda de energía crecerá hasta en 18% para 2050 y el consumo energético tendrá algunos cambios, principalmente, en países con economías emergentes.


El mundo está entrando en una nueva fase de transición energética, marcada por el aumento de los costos, la complejidad y los desafíos tecnológicos. Esta es la principal conclusión del reporte Perspectiva Energética Global 2024, elaborado McKinsey & Company, sobre la utilización mundial de energías y las tendencias de cara al 2050.


Si bien la utilización de energías limpias muestra un crecimiento, el estudio de McKinsey prevé que el uso de fuentes de energía con bajas emisiones de carbono aumentará entre 65% y 80% para 2050, por lo que sería necesario equilibrar esta transición con la asequibilidad, la resiliencia del sistema energético y la seguridad energética en un entorno macroeconómico cada vez más incierto.


La Perspectiva Energética Global 2024 tiene como objetivo servir como base de hechos fundamentada en los mejores datos disponibles en la actualidad para ayudar a las partes interesadas globales a cumplir los objetivos de descarbonización.

Entre las siete conclusiones más relevantes de este importante estudio:


1- Aumentarán las fuentes de energía con bajas emisiones de carbono. Se prevé que las energías limpias crezcan como máximo un 80% al 2050. Sin embargo, no significa que sea un proceso rápido para cumplir ciertos objetivos en el corto plazo. Se espera que las tecnologías para las que el costo nivelado de la energía ya es bajo en el punto de producción, como la solar, la eólica y los sistemas de almacenamiento de energía, sigan creciendo, mientras que las de mayor costo (hidrógeno y otros combustibles sostenibles, captura, utilización y almacenamiento de carbono) carecen de suficiente demanda para un crecimiento sólido.


2- Las emisiones no están disminuyendo al ritmo necesario. Esto se debe a que, en economías robustas y maduras, se han promulgado políticas muy ambiciosas como, por ejemplo, prohibiciones locales de los motores de combustión interna. En estos países se puede llegar a tener los recursos para ir aplicando estos cambios, pero en otras economías en vías de desarrollo esas modificaciones pueden ser abruptas, por lo que podrían encontrar oposición. La recomendación es volver a evaluar algunas políticas para garantizar una transición energética progresiva dependiendo del contexto de cada economía.


3- Se proyecta que la demanda de energía crecerá hasta en 18% para 2050. El estudio destaca que el consumo energético tendrá algunos cambios, principalmente, en países con economías emergentes. Una de las razones fundamentales es el crecimiento de la población, el aumento del PIB per cápita y el crecimiento y la reubicación de las industrias manufactureras en las economías en crecimiento.

4- Continuará la demanda de combustibles fósiles. El pico máximo de demanda ya se alcanzó en 2020, pero la tendencia continuará por una década más. Esto se debe a que la transición energética no es lo suficientemente veloz para satisfacer la demanda mundial de energía, por tal motivo, los combustibles fósiles seguirán utilizándose en todos los escenarios ascendentes, satisfaciendo entre el 40% y el 60% de la demanda mundial de energía para 2050


5- El costo global del carbono es demasiado bajo para ser compatible con escenarios de transición más rápida. El precio mundial del carbono es actualmente demasiado bajo para que se materialicen las vías de descarbonización más rápidas y no es compatible con una expectativa de reducción de la huella de carbono de 1, 5º..


6- El reto de enfrentarse a la situación geopolítica y las cadenas de suministro de materias primas. Para que la transición pueda llegar a mayor velocidad, es necesario revisar estos dos aspectos, ya que las cadenas de suministro están cada vez más interconectadas. El reto se acentúa más por la situación geopolítica; cualquier conflicto que afecte la seguridad energética retrasará esta transición.

7- Dificultades para conseguir materiales para elaborar tecnología de baja emisión de carbono. Este es uno de los retos transversales a la hora de pensar en acelerar la transición. Las tecnologías de bajo carbono suelen requerir materiales diferentes a los que se utilizan en las tecnologías convencionales, como materias primas para baterías (principalmente litio, níquel y cobalto) y los materiales magnéticos (principalmente tierras raras), que representan menos del 20% de los ingresos mundiales por metales y minería. Es posible conseguir estos materiales, pero probablemente los costos tengan que aumentar para que los argumentos comerciales sean viables.

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