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Foto del escritorMaria Calero

Mujeres en la arquitectura

  • Ver más mujeres en las construcciones no solo habla bien del proceso de transición hacia la equidad, sino que implica que nosotras estamos demostrando ser más valientes y aceptamos los retos.




Por Arq. Dylana Jiménez Murillo, Directora de Proyectos, OPB Arquitectos Costa Rica


Cuando me propuse redactar este artículo, lo primero que pensé es en que ojalá no tuviéramos que hablar del rol de un género específico en determinada tarea o profesión en la sociedad actual. El desarrollo de la vida profesional para mí, debe ser inherente al individuo, indistintamente de su género, condición económica, orientación sexual o religión. Y más bien debe considerar aptitudes y actitudes.


A pesar de vivir en un mundo globalizado y en la era de la información, las mujeres debemos luchar aún contra estigmas normalizados en nuestra crianza, y en específico en arquitectura aunque eso está cambiando, queda mucho camino por recorrer. Cuando se comenta sobre el rol de la mujer, creo que erróneamente se aborda el tema solo desde el punto de vista de visibilidad de género, y no desde un aporte real e innovador al quehacer.



Teniendo la misma formación y experiencia que mis compañeros de camino, considero que las mujeres aportamos una sensibilidad especial al quehacer arquitectónico en cuanto a la manera de percibir y abordar las cosas. Esto no quiere decir que sea un aporte más o menos válido que el de los hombres, si no que le da perspectiva. Hacer arquitectura para mí, es tener la habilidad de comprender el paradigma que significa cada cliente y su manera de vivir, de manera que el diseño de las edificaciones donde todo se desarrolla, potencie la salud, el pensamiento, la creatividad, la tranquilidad…


Muchas mujeres antes de mí tuvieron una ardua labor, y abrieron las puertas para que hoy tengamos la confianza en nuestra capacidad de proponer cambios no solo en el ejercicio del diseño, sino en todos los aspectos y aristas de la profesión, ya que en nuestro país la formación de profesionales en arquitectura es relativamente reciente al igual que el ejercicio de dicha función.


Ver más mujeres en las construcciones, liderando oficinas y grupos de trabajo interdisciplinario, no solo habla bien del proceso de transición hacia la equidad, que como sociedad estamos llevando, sino que implica que nosotras estamos demostrando ser más valientes y aceptamos los retos que implica aportar soluciones y procesos transformadores en el diseño urbano, diseño de paisaje, a la problemática habitacional, hacia la planificación y el desarrollo de ciudades, la investigación y la docencia.



Personalmente, considero que una carrera exitosa no es la que gana premios o reconocimientos, ni deja los mayores réditos económicos, si no la que deja huella a través del tiempo, y los arquitectos tenemos esa satisfacción o maldición (como quiera verse): nuestras obras permanecen, por lo tanto es igual de importante el compromiso que adquirimos en que esa huella en la vida de los que habitan nuestros proyectos, sea cada vez mejor y que los procesos que realizamos para lograrlo, sean los más solidarios y sostenibles posibles.


Tengo la dicha de haber contado con el apoyo y la confianza de varios hombres increíbles con los que estudié, y con los que trabajo, por lo que no diría que mi aporte me pertenezca enteramente… estamos construyendo en conjunto y eso es lo que más importa.


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