Por: MBA Marinelly Montoya Vásquez
Cada generación piensa que algo significativo va a pasar en su época, pero nunca antes ha sido más real que ahora. La relación entre la enfermedad y la arquitectura es estrecha. A través de la historia, las ciudades y edificios han sido reinventados o rediseñados en respuesta a una mayor comprensión de una enfermedad y cada una, cambia el paisaje.
Tanto en Latinoamérica como en el resto del mundo, la pandemia por la Covid-19 reveló las debilidades en los sistemas de salud, desnudó la mirada cortoplacista y vacío de liderazgo político, descoordinación a nivel mundial y el caos de organizaciones internacionales. Mostró fragilidades de economías que priorizan los intereses de capital con un mercantilismo exacerbado. Abrió otra oportunidad para el cinismo de gobiernos que prefieren apostar por la ignorancia y reflejó déficit en la generación y consumo de información certera, empática y amplia.
Nos enfrentamos entonces a una obligación generacional, donde las ideas y el poder de la imaginación juegan un papel fundamental, ya que hay que crear un futuro con diseños accesibles y para las emergencias, espacios sociales saludables, filtros inteligentes, circulación y renovación de aire como regla, espacios flexibles, adaptables, modulados, que se puedan reducir, ampliar o especializar, cuando sea necesario, enfocándose en mejorar la vida de las personas, permitiendo construir sociedades más equitativas y mejor preparadas para combatir epidemias y otros problemas.
Cuando nuestras armas son una mascarilla y dos metros de distancia respecto al humano más cercano, nuestro presente virtual, digital, global y en breve también completamente tecnificado, nos ofrece estrategias de alivio y oportunidades de transformación para diseñar, la popularmente llamada, “nueva normalidad”.
Para reducir la transmisión de Covid-19, hay dos tipos de medidas. Una depende del comportamiento de las personas, en el cumplimiento de las normas y la otra, depende de medidas pasivas o estructurales, que forman parte del diseño.
El empleo de materiales constructivos y acabados antibacterianos, incluidos los que ya existen y los que inevitablemente se desarrollarán, permite construir otros tipos de arquitectura más rápido, más alto y más lejos, asegurando su capacidad fluida y flexible, incluyendo sistemas automatizados.
La ventilación adecuada es esencial para reducir la propagación de virus respiratorios. Mediante la ventilación, el aire del exterior se introduce a un edificio o habitación y se distribuye en el interior, proporcionando aire saludable para respirar, reduciendo la concentración de contaminantes o fuentes de infección generadas en el interior del edificio.
¨Todas las veces que hombres se reúnen, sus costumbres se alteran; todas las veces que se reúnen en lugares cerrados, se alteran sus costumbres y su salud¨ Cabanis apud Foucault, 1988
Es claro que la única constante es el cambio, y como tal, las recomendaciones se encontrarán en revisión continua por lo que podrán modificarse y adecuarse teniendo en cuenta la nueva evidencia, las estructuras constructivas existentes y recursos disponibles.
Hoy tenemos la oportunidad de transformar y reconsiderar nuestras exigencias como sociedad, en un tiempo que demanda nuevas estrategias de convivencia, de superación, de romper barreras y juntos, tenemos el potencial de darle forma al futuro, para ser testigos de la mayor revolución de la historia.
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