Por Martín Gómez Platero, Arquitecto, fundador y director de Gómez Platero Arquitectura & Urbanismo
Cuando el viajero Marco Polo narraba al rey de los tártaros, Kublai Kan, su pasaje e impresiones de las ciudades, en la obra Las Ciudades Invisibles de Ítalo Calvino, ellas eran clasificadas en categorías. Estaban las ciudades continuas, las ciudades escondidas, las ciudades sutiles, las ciudades y el cielo, las ciudades y el deseo, las ciudades y el nombre, las ciudades y la memoria, las ciudades y los intercambios, las ciudades y los ojos y las ciudades y los signos.
En los últimos meses, hay preguntas que escucho y me hacen con cierta frecuencia como: ¿qué será de la arquitectura post pandemia? ¿será la mejor forma de invertir en desarrollos arquitectónicos? Las interrogantes tienen que ver con cómo la pandemia afectó o va a influir en la arquitectura y el desarrollo de las ciudades, o cuáles son las tendencias que marcarán el futuro de nuestra vida en sociedad.
Hoy en día también clasificamos las ciudades, no tanto por sus subjetividades, como lo hizo Marco Polo, sino de acuerdo con su principal funcionalidad. Tenemos las ciudades dormitorio, las ciudades industriales, las ciudades portuarias, las ciudades comerciales, las ciudades administrativas, las ciudades universitarias, las ciudades turísticas y también las ciudades defensivas. Cada una con sus condiciones, con su cultura, con su futuro.
Proyecto de Gómez Platero Arquitectura y Urbanismo
Cuando pienso en la arquitectura post pandemia, no pienso que se dará una transformación transversal profunda por causa de esta crisis. Pienso solamente en la aceleración de cambios que ya se venían gestando, porque nuestro norte como humanidad y sociedad no ha cambiado. Cada ciudad tiene sus demandas, pero todas tienen una misma necesidad en última instancia.
Los espacios públicos, la sociedad y la felicidad
En la arquitectura contemporánea lo que ayer era una ventaja, como la sostenibilidad o la inclusividad de nuestros proyectos, hoy es simplemente algo inherente a nuestro trabajo, que se ha vuelto indispensable incluir. Para pensar en el futuro, tenemos que imaginar cómo queremos que sea la vida en sociedad, cuáles son los desafíos a superar para que los espacios públicos de vida nos hagan felices. Nuestra visión tiene que ir más allá de lo obvio.
Es cierto que tenemos que pensar en la aceleración de cambios que ya estaban en curso, pero no nos podemos quedar allí. No podemos solo conversar de las necesidades funcionales de la arquitectura en época de pandemia, como los ambientes amplios con buena circulación de aire. Tampoco de la flexibilidad de los hospitales modulares, que pueden montarse y desmontarse rápidamente de acuerdo al tipo de emergencia sanitaria. Aunque eso sea importante, estoy convencido de que debemos trabajar para responder a transformaciones arquitectónicas que nacen de la necesidad humana de tener interacciones sociales de buena calidad y vínculos con la comunidad.
Proyecto de Gómez Platero Arquitectura y Urbanismo
El Estudio de Harvard sobre el Desarrollo de Adultos (Harvard Study of Adult Development), iniciado en 1938, y aún en marcha, es uno de los estudios más largos para desentrañar los secretos de la felicidad, buscando respuestas a la pregunta sobre qué es lo que es esencial para una vida feliz. Hasta ahora, el desarrollo del estudio sugiere que uno de los indicadores más importantes sobre si envejeces bien y vives una vida larga y feliz no es la cantidad de dinero que acumulas ni el renombre que recibes. Un barómetro mucho más importante de salud y bienestar a largo plazo es la fortaleza de las relaciones con tu familia, amigos y parejas. Relaciones que se fomentan o interrumpen según el entorno en las que se desarrollen. Relaciones que, en parte, dependen del urbanismo.
No creo que nadie tenga las bases científicas completas para explicar exactamente cómo serán las ciudades o la arquitectura post pandemia. Lo que sí entiendo, como arquitecto y fundador de la firma Gómez Platero, es que debemos trabajar para construir ciudades que estimulen la interacción social, haciendo del planeta Tierra un mejor lugar para vivir. La felicidad se alimenta de mejores espacios públicos para trabajar, para vivir, para jugar, para cuidarse y, por ende, mejores espacios públicos se traducen en mejor desarrollo humano. Desde lo físico, pasando por lo conceptual, hasta lo simbólico.
El futuro de la arquitectura -las oficinas, las escuelas, los hogares- ha cambiado muy poco. La crisis ha acelerado algunas necesidades, pero nuestro norte es el mismo: mejorar nuestra vida en sociedad. En eso es en lo que debemos invertir.
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