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Evolución de la arquitectura en la Costa Rica del bicentenario

Por Arq. Ramón Pendones de Pedro, MBA, Mag. Diseño Urbano y Vicepresidente de OPB Arquitectos

Si queremos entender el resultado actual de nuestro caos urbano, debemos remontarnos en la historia de los asentamientos humanos en Costa Rica. Así pues, forzosamente, nuestra situación actual tiene su origen en los procesos de consolidación de las diferentes poblaciones precoloniales, coloniales y del período posterior a nuestra independencia de España, hace 200 años.

Estas poblaciones, eventualmente, se transformaron en las principales ciudades de nuestro país y prácticamente, en casi todos los casos, se convirtieron en las cabeceras de nuestras siete provincias.

Antes de la llegada de los españoles a suelo costarricense existieron dos fases previas de nuestra historia arquitectónica conocidas como el Período Antiguo y Período de Cacicazgos. De estas dos etapas podemos decir que provienen influencias tan importantes como lo fueron los asentamientos en costas y otros cuerpos de agua como sucedió en los ríos Sixaola, Sarapiquí, San Juan, Tárcoles, Térraba y Sierpe, la vivienda cónica en el Caribe, la de Guanacaste, las obras ingenieriles del Monumento a Guayabo y las esferas del Valle del Diquis.

Durante el Período Colonial, el desarrollo de los asentamientos humanos cambió drásticamente y por decreto de Carlos V se promulgó que las nuevas poblaciones deberían ubicarse lejos de las costas y contar con un trazado hipodámico para la estructura primara de vialidad. Adicionalmente, nuestra condición de frontera virtual entre la influencia de las culturas Azteca y Maya (Área Mesoamericana) y la influencia de las culturas chibchas sudamericanas (Área Intermedia) y posteriormente como frontera real entre el Virreinato de Nueva España y el Virreinato de Nueva Granada, nos dejó ubicados en una especie de zona mixta de transición o tierra de nadie, que cayó en el limbo administrativo y olvido de la corona española, la cual nunca se preocupó por establecer grandes asentamientos ni construir obras de importancia en nuestro país.

Luego de la Independencia

Así pues, llegamos al Período Republicano que se caracterizó por el inicio de las relaciones comerciales con el resto del mundo y la llegada de grandes migraciones de Europa, de las islas caribeñas, de China y de EE.UU. El cultivo del cacao (unidad de trueque hasta 1840) y del café, la construcción del Ferrocarril al Atlántico (1874) y las plantaciones de banano. Estos acontecimientos históricos fueron trascendentales para la consolidación y crecimiento del Estado Costarricense. La creación de la Secretaría de Obras Públicas en 1860, dió un gran impulso a la dotación de edificaciones institucionales como el Palacio Nacional (1855) y el Palacio Presidencial (1869) pero también se construyeron cuarteles y el de Alajuela (1874), hospitales como el Asilo Chapuí (1890) y el HSJDD (1885), edificaciones culturales como el Teatro Nacional (1897) y educativas como el Liceo de Señoritas (1888) entre otras. Todas ellas bajo la evidente influencia de los cánones arquitectónicos europeos de la época, los cuales fueron adoptados por la elite liberal dirigente del momento.

Sin embargo, los incendios y los desastres naturales, en especial el Gran Terremoto de 1888, trajo consigo la revisión de diversos sistemas constructivos que carecían de algún elemento de acero como refuerzo ante los movimientos tectónicos. La madera, el adobe, el bahareque, la mampostería de ladrillo y de sillería, fueron sistemas constructivos que representaban grandes riesgos para los ocupantes de las edificaciones por lo que se procedió a regularlos y a recomendar sistemas constructivos más livianos y dúctiles como también se llegó a prohibir el uso del adobe para la construcción de edificaciones.  Con la expansión de la revolución industrial en todo el mundo, el material por predilección fue el acero y con él, la proliferación de obras típicas de este periodo histórico qué, como todos, llegó de forma tardía a CR. De esta época contamos con obras tan relevantes como el Edificio Metálico (1895) y la Iglesia de Grecia (1840). Fue de esta manera, que el final del s. XIX y los inicios del s. XX, se caracterizaron por la construcción de grandes obras como el Teatro-cine Variedades (1881), Antiguo Instituto de Alajuela (1887), la Antigua Escuela República Argentina (1888),el Liceo de Costa Rica (1903), el edificio Steninvorth (1907), la estación del Ferrocarril al Atlántico (1908), la Antigua Escuela Vitalia Madrigal (1910), el Castillo azul (1910), el edificio de Gobernación y Correos de Heredia (1914), la librería Lehmann (1914), el edificio de Correos y Telégrafos de San José (1917) entre otros. También de esta época, destaca la gran proliferación de viviendas para la burguesía cafetalera en Barrio Amón con un marcado estilo Victoriano. Este estilo también fue característico en las construcciones de las plantaciones de banano en la región del Caribe y en el puerto de Limón, como también en la región del Pacífico sur en las plantaciones de palma africana y banano durante la década de los años 30.

Ya adentrados en pleno s. XX y posterior al segundo gran terremoto acaecido en Cartago en 1910, los estilos de construcción más flexibles terminan de instaurarse (bahareque francés y paredes de madera con láminas metálicas troqueladas como recubrimiento) así como los sistemas de mampostería de ladrillos de arcilla recubiertos con yeso y cemento.

De este período destacan obras que confrontaban y mezclaban diversos lenguajes formales como el estilo ecléctico, el Art Decó, el neogótico y demás estilos historicistas entre otros. Como ejemplos de esta época tenemos el Antiguo Teatro Raventós -hoy Melico Salazar- (1928), la iglesia de Coronado (1930), el Castillo del Moro (1930), el Gran Hotel Costa Rica (1930) y el Aeropuerto de la Sabana -hoy Museo de Arte Costarricense- (1937).

Desde el punto de vista urbanístico también se sucedieron varios hechos relevantes debido a la explosión demográfica del s. XIX y la fundación de los dos puertos: Puntarenas (1840) y Limón (1871). El crecimiento de San José y la expansión de los suburbios obligaron a crear grandes obras de infraestructura para el momento entre las que se destacan el Paseo Colón conocido antes de su ensanche como la calle de La Sabana (1915) y gracias a electrificación pública que data desde 1884, la construcción del tranvía (1899-1950) desde La Sabana hasta la Estación al Atlántico.

En la segunda mitad del s. XX, con la adopción del Movimiento Moderno en la arquitectura, el uso de la mampostería de bloques de concreto y del hormigón reforzado propulsó un viraje de nuestra arquitectura hacia la contemporaneidad. Posterior a la Guerra Civil de 1948, el Estado Costarricense se fortaleció y su carácter paternalista, se convirtió en agente desarrollador a través de la construcción de edificios para la nueva institucionalidad emergente. Edificios emblemáticos para la historia reciente se construyeron bajo los cánones del Movimiento Moderno como lo fue la creación del Circuito Judicial que los compone los edificios de la Corte Suprema, los Tribunales de Justicia y el del OIJ (1966-1978), la sede central de la CCSS (1971), el edificio del ICE en La Sabana (1972) y el edificio del INS (1974), entre otros.

La disrupción con el pasado construido fue tan evidente y nefasta, que de esta época data la infame demolición del Palacio Nacional en 1958 por José Figueres Ferrer para la construcción del Banco Central y la demolición de dos de los torreones del Cuartel Bellavista. También sucedió en 1969, la no menos importante venta del predio donde se ubicaba la Biblioteca Nacional cuyos nuevos propietarios demolieron en 1971, para construir un parqueo.

Para ese entonces en CR no se impartía la carrera de arquitectura y la mayoría de los profesionales del ramo habían estudiado en el exterior, principalmente en México. Con la creación de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica en 1972, se establece otro hito en la historia arquitectónica nacional y los movimientos arquitectónicos importados empiezan a ser revisados desde la óptica local que empezó con la búsqueda de una arquitectura con identidad propia que respondiera a las necesidades climáticas, económicas, sociales y antropológicas del país.

Después de la huella indeleble del Movimiento Moderno en nuestra morfología urbana, se sucedieron otros movimientos importados como el Postmodernismo, el estilo Santa Fe, el neocolonial (conocido localmente como estilo Rostipollos), que lograron que los aspectos históricos y climáticos, fueran objeto de estudio a la hora de proyectar una edificación.

En la historia más reciente y en contraposición del auge del Movimiento Supermodernista, varios arquitectos enarbolan la bandera del Regionalismo Crítico y la Arquitectura Bioclimática y el Diseño Sostenible, lo cual hace pensar qué, por primera vez en nuestra historia, las construcciones empiezan a responder verdaderamente a la realidad histórica, coyuntural y contextual del país.

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