En la actualidad hay paneles que alcanzan casi un 23% de eficiencia. Para lograr ese tipo de porcentajes, la tecnología de los paneles solares y de los inversores juega un papel protagónico.
Para 2040 se espera que la participación de las energías renovables en la generación de electricidad pase del 25% actual a más de un 40%, según las Naciones Unidas.
Y de acuerdo con un estudio publicado en la revista International Journal of Sustainable Energy Planning and Management, la energía solar fotovoltaica es la de mayor potencial productivo.
Por su parte, un informe publicado en 2019 por IRENA, la Agencia Internacional de la Energía Renovable, concluyó que la energía solar fotovoltaica tiene el potencial de abastecer el 25% de la demanda total de electricidad para mediados de siglo.
Esa cifra es 10 veces más del abastecimiento que era capaz de producir la energía solar a nivel mundial en 2016. ¿Cómo se explica esa mayor capacidad productiva, rendimiento y eficiencia de la energía solar?
Para Daniel Rojas, director general de Avolta Energy, el aumento en la capacidad productiva es un efecto en cadena que nace del éxito de los proyectos en energía solar, estos generan un aumento constante en la demanda y las inversiones en toda la cadena de suministro que a su vez disminuyen el costo de la energía solar y provocan aún mayor demanda.
En la actualidad hay paneles que alcanzan casi un 23% de eficiencia. Para lograr ese tipo de porcentajes, la tecnología de los paneles solares y de los inversores juega un papel protagónico. La utilidad de los paneles solares debe entenderse en red. Se habla de sistemas solares fotovoltaicos porque una célula aislada produce una cantidad de potencia pequeña y de muy poca utilidad práctica según ha publicado el físico español Ignacio Mártil. Los paneles más comunes a nivel comercial constan de 60 células.
La cantidad de electricidad que produce un panel depende de factores como su tamaño, la eficiencia de las células solares que lo integran y la cantidad de luz solar que recibe. Por esa razón, las células están encapsuladas en el panel para protegerse del ambiente (polvo y hojas secas) así como de contactos directos e indirectos con personas, y los paneles deben estar estratégicamente ubicados donde reciban más radiación solar. De ahí que los sistemas solares fotovoltaicos generalmente se instalen en el techo de casas y edificios.
Otro aspecto relevante son las certificaciones que aseguran la calidad de los paneles.
“Nuestra experiencia nos ha demostrado que es indispensable utilizar equipos donde se haya tropicalizado la tecnología para resistir las condiciones que realmente tendrán los equipos. Esto se traduce en que se debe seleccionar modelos que cuentan con certificaciones específicas de resistencia a la humedad relativa, amoniaco, corrosión por niebla salina, entre otros. En AVOLTA Energy utilizamos paneles solares de marcas clasificadas Tier 1 por Bloomberg New Energy Finance, que además de contar con las certificaciones anteriores, certifica también la bancabilidad de la empresa que los manufactura, dándole mayor valor a su garantía”, explicó Daniel Rojas.
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Los paneles generalmente tienen 25 años de garantía y una vida útil de 35 años o más, dependiendo del mantenimiento realizado. Los inversores, por su parte, convierten la energía captada por los paneles solares, Corriente Continua, en energía aprovechable para el consumo, lo que se conoce como Corriente Alterna. Esa capacidad de conversión se ha visto ampliada, gracias también a las nuevas tecnologías.
Desde el punto de vista de los precios, ambos equipos – inversores y paneles - han sufrido también abaratamiento. Según IRENA, los costos de la electricidad de la energía solar fotovoltaica a escala de servicios públicos cayeron un 85% entre 2010 y 2020. Es decir, cada día es más barato aprovechar la energía que irradia el sol, convirtiéndose en una inversión inteligente para cualquier empresa, permitiéndole cubrir hasta el 90% de su consumo energético mensual.
Pero no solo la tecnología influye en que la energía solar sea más asequible. El apoyo gubernamental y las políticas públicas a favor de estas tecnologías también impactan.
La energía solar fotovoltaica es impulsada por las grandes potencias mundiales como una forma de combatir la crisis climática global. Estados Unidos, por ejemplo, suspenderá durante dos años los aranceles sobre las importaciones de paneles solares de cuatro países e invocará un poder clave para obligar a la fabricación nacional de tecnología de energía limpia. Puntualmente, esa nación está en camino de triplicar la capacidad de fabricación solar nacional para 2024, de 7,5 a 22,5 gigavatios.
Otros países como China, Japón y Alemania continuamente rompen récords de nueva potencia fotovoltaica según el registro de la Agencia Internacional de Energía. “La energía solar fotovoltaica, de la mano con los avances tecnológicos, ha demostrado ser capaz de adaptarse a las necesidades de autoconsumo de grandes y pequeñas empresas, e incluso, de los hogares, estando a la altura de los más estrictos requerimientos del mercado en términos de eficiencia, rendimiento y calidad. Y, adicionalmente, Costa Rica tiene un gran potencial debido a sus condiciones climáticas y su interés por la adopción de un modelo de desarrollo sostenible”, precisó Rojas.
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