Los techos redondos y abovedados nos resultan familiares sobre todo por las antiguas catedrales y castillos.
En tendencia de diseño lo nuevo es el interiorismo curvy en el baño. No hace tanto tiempo que las líneas rectas y las formas sobrias seguían siendo el principio de diseño del momento, una tendencia de diseño si no el epítome de la modernidad. El estilo Bauhaus es un gran ejemplo de ello: superficies blancas puristas, construcciones minimalistas de metal o acero inoxidable y fachadas acristaladas hasta donde alcanza la vista. Todo giraba en torno a la reducción.
Desde hace algún tiempo, sin embargo, parece haberse invertido la tendencia de diseño, alejándose de toda austeridad y angulosidad y volviendo a las formas curvas y orgánicas que nos resultan especialmente familiares de la época art déco. Una suave rebelión contra el racionalismo, podríamos pensar.
El ojo humano no prefiere las líneas estrictas y precisas, sino las formas ligeramente curvadas y redondeadas, como confirma un estudio de la Universidad de Toronto. Según el psicólogo Oshin Vartanian, responsable del experimento, esto se debe a que mirar curvas provoca en nuestro cerebro una sensación de seguridad en comparación con los bordes "afilados".
Además, las curvas, tanto en muebles como en paredes, hacen que las estancias sean visualmente más suaves e interesantes; en general, resultan elegantes a su manera. La tendencia de diseño curvy ha entrado con fuerza. Las curvas crean sensación de movimiento, un cambio bienvenido, sobre todo cuando la habitación se caracteriza por líneas rectas. "Tendemos a incorporar una variedad de curvas en nuestros diseños, ya que estimulan los sentidos y simplemente nos hacen sentir mejor", confirma la interiorista británica Pernille Lind,.
Por otro lado, los techos redondos y abovedados nos resultan familiares sobre todo por las antiguas catedrales y castillos. Quizá por eso tienen un carácter tan majestuoso. En cualquier caso, una ligera curva en el techo crea inmediatamente un efecto acogedor, como demuestra el estudio de diseño Ben Allen en una casa adosada de Londres. Especialmente ingenioso: para que entrara más luz natural en el cuarto de baño, equiparon el techo redondeado con pozos de luz individuales.
Si nos fijamos en la historia de la arquitectura, son pocas las épocas en las que no se utilizó el arco de medio punto. Desapareció con la llegada del modernismo, pero ahora está resurgiendo con fuerza. Ya sea en forma de ventanas, puertas o incluso espejos, un arco de medio punto siempre encarna algo arcaico.
Por supuesto, no solo los techos, sino también las paredes pueden cambiar sus esquinas por curvas, por ejemplo la interiorista Pauline Borgia, del Atelier Steve, dio forma redondeada a una cabina de regadera y la revistió de azulejos rojo vino de arriba abajo. De este modo, creó un notable juego de luces que hace que la zona parezca más espaciosa.
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