Por: Gillio Alessandro Francesa Campos, Director de Planificación Urbana de la Municipalidad de Montes de Oca.
“El país está viviendo una crisis de relaciones interpersonales,al tiempo vive una crisis de espacio público. La sociedad costarricense está polarizada (…)Esto no es casualidad, es producto de nuestras dificultades para resolver diferencias, diferencias que podemos comenzar a resolver abriendo el dialogo sobre el espacio público.” Con estas palabras, el pasado 11 de julio, Patricio Morera Víquez -viceministro de Vivienda- dio apertura al Foro Conectando Movilidad, en el auditorio del Colegio de Arquitectos de Costa Rica.
Sus palabras hacen eco en una frase del poeta mexicano Octavio Paz, quien afirmó que“la arquitectura es el testigo insobornable de la historia”, y es que,así como los palacios, coliseos y fábricas son escribas y declamadores de la historia de las naciones;las plazas y callesson los delatores silenciosos dela cotidianidad de los ciudadanos. Basta con un vistazo para reconocer que lo que nuestros pavimentos dicen de nosotros,está alineado con la tensión que se respira en el aire.
¿Cómo pueden los gobiernos locales combatir esta crisis socio espacial que vivimos?Escuché mi respuesta favorita durante el cabildeo del Plan Estratégico Municipal de Montes de Oca, en la voz de uno de los representantes de la comunidad:“El objetivo de los cabildos no es hacer un plan estratégico, sino fortalecer los lazos comunitarios (…) cualquier cosa que queramos lograr de ellos debería ser solo el subproducto de una comunidad unida.”
Es bien sabido que los procesos de planificación y diseño participativo mejoran la apropiación de la ciudad y los espacios públicos, pero generalmente enfocarse en el producto hace que se pierda lo que debería ser el objetivo principal: lograr relaciones humanas significativas.
El psicólogo Carl Jung,validabala comprensión del mundo como un escenario para las cosas -a través de la ciencia- o como un escenario para la acción -a través delas humanidades-. Reconocía ambas perspectivas como parte del “Todo”, que fallamos en comprender debido a que la función empírica de la realidad no está separada de su significado congitivo-emocional.
Durante mucho tiempo los ticos hemos entendido la ciudad a través de la ingeniería, como un escenario para las cosas, una máquina para vivir. Tenemos una plétora de ideas de cómo hacerla funcionar, pero no sabemos darle significado.Las actividades de consulta que dirigimos los planificadores de planta en el municipio de Montes de Oca,nos hicieron ver esto y nos dejaron algunas ideas de como unir estos mundos: habitantes y constructores,personas y espacios, función y emoción. Estas son algunas de esas ideas:
La confianza es todo: La confianza es la divisa fundamental de la participación y las relaciones públicas, sin ella es imposible lograr intercambios valiosos. Desde la convocatoria hasta la ejecución, todo proceso de planificación y diseño participativo debe promover un ambiente de inclusión y transparencia que fortalezca la confianza entre los participantes.
Preguntar antes de dibujar:Nadie puede entender un espacio como quienes habitan en él, lo visitan o transitan a diario. El arquitecto ganador del Pritzker, Paulo Mendes da Rocha, invierte el 80% de su tiempo en entender un problema arquitectónico y el 20% en resolverlo con la menor cantidad de trazos posible. Analógicamente, resolver un problema urbano implica invertir hasta el 90% del tiempo conversando con los ciudadanos,para después trazar una solución, en la menor cantidad de trazos posible.
Todos están invitados:Parafraseando a Aristóteles, la ciudad es el hábitat natural de la gente, los residentes, visitantes, transeúntes, constructores y comerciantes transforman su hábitat día con día. Los gobiernos locales debenacercar activamente a todos estos “urbanistas”, para fortalecer los lazos comunitarios, definir estrategias colaborativas y formalizar un pacto social sobre los sacrificios y beneficios de convivir en ciudad. ¡Que nadie quede por fuera!
Comunicar, comunicar, comunicar:La comunicación constante y transparente es la mejor manera de mantener el interés y la confianza en un proceso participativo. Convocar oportunamente en tiempo y en forma, explicar con claridad los alcances y limitaciones del proceso, asignar concretamente los roles de cada participante, documentar todo, socializar todo. Un proceso participativo sin personas dedicadas a la comunicación de lo que está pasando, está destinado al fracaso.
Definir indicadores:La participación implica trabajo, y si el trabajo no ofrece resultados palpables cesará. Es necesario que la comunidad participe en la definición de las metas de los planes o proyectos que quiera ejecutar, que entienda bien si son realistas y que sepa que puede esperar del trabajo que emprendió.
Volver a empezar:La diseñadora de modas Olivier Theyskens ve la ciudad como “un organismo, moldeado a través del tiempo por pequeños humanos que tienen hábitos y hacen millones de cosas dentro y fuera de ella”.Los pequeños humanos, sus hábitos y las millones de cosas que hacen cambian con el tiempo, el proceso participativo jamás terminay la planificación ciudadana debe ser continua. Todo ciudadano debe tener la certeza de que, aunque su tiempo para participar precluye, puede acercase la próxima vez que una ventana se abra, para incidir junto con su comunidad en su ciudad y atribuir significado al espacio público.
Aún existe mucho que aprender sobre procesos participativos, pero a través de la participación pública y de la escucha es posible eliminar las barreras de la desconfianza, demostrar que todos buscamos lo mejor para los demás;fortalecer las relaciones personales de la comunidad para habitar espacios significativos y construir así, ciudades para un pequeño país.
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